Somos una familia de viticultores y, desde hace más de 150 años, nos dedicamos con pasión al cultivo del Nebbiolo. Se trata de una variedad de uva poco común que, a lo largo de los siglos, se ha adaptado a la Valtellina, una tierra como ninguna otra, donde todo se sigue haciendo a mano. Durante 5 generaciones siempre hemos esperado «el tiempo que haga falta» «el tiempo de espera adecuado» y es esto lo que marca el ritmo de nuestro trabajo. El tiempo y la humildad son los que hacen de nuestro vino la expresión más pura y sincera de esta tierra y de las personas que la cultivan con tanta dedicación. Esta fue la lección que nos enseñó nuestro padre Arturo, sin dejarnos influir por modas pasajeras y gustos convencionales.
Estamos convencidos de que las cualidades excepcionales del Nebbiolo de los Alpes le hacen merecedor de un puesto de honor en el mercado internacional de los vinos de calidad. Sin este reconocimiento mundial, esta actividad milenaria no sería económicamente sostenible, ya que rechaza cualquier idea de producción masiva moderna.